jueves

El perdón (I)

"Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor". Reflejan un cambio en nuestra manera de pensar un cambio que libera el poder de la mente hacia procesos de sanación y rectificación.
Esta sanación asume muchas formas. A veces, un milagro es un cambio en las condiciones materiales, como puede ser una curación física. Otras veces es un cambio psicológico o emocional. Y no tanto en cambio en una situación objetiva -aunque con frecuencia también eso ocurre- como en la forma en que nosotros la percibimos. Lo que cambia es, principalmente, la manera como se nos aparece en la mente una experiencia, es decir, la vivencia que tenemos de ella.
El mundo humano con nuestra absoluta concentración en el comportamiento y en todo lo que acontece fuera de nosotros es un mundo engañoso. Es un velo que nos separa de un mundo más real, un sueño colectivo. El milagro no consiste en disponer de otra manera las imágenes del sueño. El milagro es despertarnos.
Al pedir un milagros, lo que buscamos es un objetivo práctico un retorno a la paz interior. No pedimos que cambie nada externo a nosotros, sino algo que está en nuestro interior. Vamos en busca de una perspectiva vital más suave, más tierna.
La vieja física newtoniana sostenía que las cosas tienen una realidad objetiva independiente de cómo las percibamos. La física cuántica, y más especialmente el principio de incertidumbre de Heisenberg, nos revela que a medida que nuestra percepción de un objeto cambia, el objeto mismo, literalmente, también cambia. La ciencia de la religión es la ciencia de la conciencia., porque en última instancia toda creación se expresa por mediación de la mente. Así pues, tal como se afirma en "Un curso de milagros", nuestra herramienta más eficaz para cambiar el mundo es nuestra capacidad para "cambiar la mentalidad con respecto al mundo"
Como el pensamiento es el nivel creativo de las cosas, cambiar la mente es la potenciación personal fundamental. Aunque escoger el amor en vez del miedo sea una decisión humana, el cambio radical que está produce en toda las dimensiones de nuestra vida es un regalo de Dios. Los milagros son unas "intersecciones en nombre de nuestra santidad", procedentes de un sistema de pensamiento que se encuentra más allá del nuestro. En la presencia del amor, las leyes que rigen el estado normal de las cosas quedan superadas. El pensamiento que ya no tiene ningún límite nos aporta una experiencia que ya no tiene ningún límite.
Nuestra herencia son las leyes que rigen el mundo en que creemos. Si nos consideramos seres de este mundo, entonces nos regirán las leyes que lo rigen: las de la escasez y la muerte. Si nos consideramos hijos de Dios, cuyo verdadero hogar se encuentra en un nivel de conciencia allende este mundo, nos percataremos entonces de que "no nos gobiernan otras leyes que las de Dios".
Nuestra percepción de nosotros mismos determina nuestro comportamiento. Si creemos que somos criaturas pequeñas, limitadas, inadecuadas, tenderemos a comportarnos de esa manera, y la energía que irradiaremos reflejará esa creencia, no importa lo que hagamos. Si pensamos que somos criaturas magníficas, con una abundancia infinita de amor y de capacidad de dar, entonces tenderemos a conducirnos de esa manera, y la energía que nos rodee reflejará nuestro estado de conciencia.
"Los milagros, como tales, no se han de dirigir conscientemente". Se producen como efectos involuntarios de una personalidad amorosa, de una fuerza invisible que emana de alguien cuya intención consciente es dar y recibir amor. A medida que nos libramos de los miedos que bloquean el amor que llevamos dentro, nos convertiremos en instrumentos de Dios, en Sus obradores de milagros.
Dios, en cuanto amor, se expande constantemente, floreciendo y creando nuevas pautas para la expresión y el logro del júbilo. Cuando a nuestra mente, centrada en el amor, se le permite que sea un canal abierto por el que Dios se expresa, nuestra vida se convierte en el medio de expresión de ese júbilo. Este es el significado de nuestra vida. Estamos aquí como representaciones físicas de un principio divino. Decir que estamos en la tierra para servir a Dios significa que estamos en la tierra para amar.


http://pensamientoliberado.blogspot.com/2010/02/el-perdon-i.html

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