sábado

Decifrando la creatividad

Escribir es una tarea de creatividad, pintar o dibujar es una tarea de creatividad, escribir un cuento o una historia es una tarea de creatuvidad. Tener una buena idea es una tarea de creatividad.

La creatividad se muere cuando el individuo intenta falsamente poner todo su potencial cerebral en crear algo original o fuera de lo ordinario. Lo hace falsamente porque la creatividad exige todo menos trabajar con ideas racionales. La gente habla de inspiración, de cierta forma es un dicho verdadero ya que la creatividad tiene que ver con imaginar. Todo mundo puede imaginar; todos lo hacemos cuando leemos un cuento o cuando escuchamos música que nos gusta; soñar en la noche es la forma más perfecta de creación.

Cuando estamos frente a una computadora, frente a una hoja en blanco, con un instrumento en mano nos disponemos inmediatamente a “crear” y esa predisposición representa un bloqueo mental que desvía el proceso convirtiendo esa sencilla tarea en algo complejo. Este hecho parte de nuestra infancia; pues antes de la educación formal por parte de nuestros padres y profesores nuestro cerebro tiene la capacidad de no pensar en nada que no sea crear y por eso los niños tienen tanta imaginación. Es cuando el proceso creativo se convierte en una “tarea” cuando deja de ser una función orgánica y pasa a convertirse en una función social, antropológica.

Nuevamente saldrá el tema de la locura pero es importante tratar de explicar que la locura no es como la sociedad la pinta. Porque todos los niños están locos, es decir, todos los niños se entregan a lo que están sintiendo y en base a ello actúan. Pero pasada la niñez los actos se convierten en actividades estereotipadas: ¡todo el comportamiento occidental es un circo de estereotipos! todos son ataduras que minimizan el potencial del individuo.

Ahora viene lo más difícil de lograr porque lo que acabo de explicar arriba ha sido dicho sin duda por muchos otros, todos coincidimos que aquella persona que mantiene vivo su niño interno goza de la lucidez suficiente como para echar a volar las ideas más locas y originales.

Pero de nuevo regresamos a la hoja en blanco…

Una hoja en blanco es el terror de alguien que no sabe cómo comenzar una obra (lo mismo puede aplicarse a otros ramos). Yo he descubierto en mis numerosos años de experiencia (esta última frase es una mamonería) que lo único que se necesita hacer para “imprimir” algo que estás viendo en ese monitor cerebral es mantenerlo precisamente vivo. Para entenderlo mejor sólo podría decir que el que está pintando, escribiendo, ejecutando, está al mismo tiempo viviendo ese sueño o esa idea en su cabeza y no la pierde de vista ni un segundo.

Busque un estado de trance y entonces cree, y no piense en que “tiene que crear”, imagine y transfiera información de inmediato; igualito que lo hace una computadora.




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