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La nueva: gimnasia cerebral

Neurólogos y gimnasios se lanzaron a la caza de un nuevo mercado que consiste en poner las neuronas en movimiento.


Desde hace cuatro meses, Alberto Grimaldi (53), gerente general de la Compañía de Seguros La Segunda, con sede en Rosario, aprovecha sus viajes quincenales a Buenos Aires para entrenar en el “ Brain Gym”: ejercicios para mejorar la capacidad de concentración, la memoria, la velocidad de procesamiento de la información, son parte de su rutina. Además, se lleva tareas para hacer en casa o durante sus frecuentes viajes de trabajo. “Creo que así como entrenar en el gimnasio permite lograr un cuerpo más saludable, entrenar la mente favorece una mayor tolerancia al estrés, una lectura más rápida y retentiva de la infinidad de documentos e informaciones que nos llegan a diario y más agilidad en la toma de decisiones”, dice Grimaldi.

Alejandra Contessi (44), empresaria del rubro Organización de Eventos, asiste a un curso de entrenamiento cognitivo desde hace dos meses. “Mi trabajo no es rutinario, pero me di cuenta de que a medida que el tiempo pasa, tendemos a aplicar las mismas soluciones o respuestas a los problemas, e inhibimos, la flexibilidad mental que tenemos naturalmente cuando somos más jóvenes. Sin dudas, conocer algunas técnicas que desarrollan la flexibilidad, la memoria y las demás funciones cognitivas resulta útil para cualquier persona y organización”, destaca.

Hasta hace algunos años, los talleres de la memoria y de entrenamiento mental estaban casi exclusivamente destinados a jubilados y personas mayores. Pero hoy, “el promedio de edad de los concurrentes viene bajando en forma constante”, dice Laura Bottini, psicóloga especialista en tratamiento del deterioro cognitivo y presidenta de la Asociación Integra Calidad de Vida, quien desarrolla este tipo de talleres tanto en forma particular como en empresas.

“Una de las quejas más habituales es la falta de memoria y ésta se debe muchas veces al estrés”, señala la especialista. “Lo que ocurre también es que las personas con muchas ocupaciones intentan hacer varias cosas al mismo tiempo y es imposible tener toda la información en el mismo plano en el mismo momento. Lo que hacemos es enseñar técnicas que ayudan a organizarse y mejorar el proceso de memorización en todas sus fases: la de registro, fijación y evocación”, explica.

La vida acelerada, la multiocupación y la necesidad de mantener la mente lúcida para procesar información y tomar decisiones llevan a que cada vez más ejecutivos, profesionales y empresarios hagan “gimnasia cerebral”, no porque tienen una patología, sino como estrategia para mantener su mente activa y a salvo de los estragos del estrés. Atentos a esta tendencia, psicólogos, neurólogos y consultores ofrecen talleres y cursos para entrenar la mente, y una cadena de gimnasios está estudiando la posibilidad de lanzar un programa de ejercitación de neuronas. La premisa de “mente sana en cuerpo sano”, rige hoy más que nunca.

Tonificando neuronas
“El entrenamiento cerebral es una herramienta maravillosa para el crecimiento de las organizaciones”, afirma Néstor Braidot, catedrático y consultor en Neuromangament, quien inauguró a comienzos de este año el “Braidot Brain Gym”, dentro de las instalaciones de su consultora, en el barrio de Palermo Hollywood. “Por un lado, permite optimizar las funciones cerebrales que las personas necesitan para desempeñarse en su trabajo. Por el otro, mejora la autoestima y el humor laboral, lo cual contribuye no sólo al aumento de la productividad, sino también a que la gente disfrute tanto de su trabajo como de sus actividades personales”.

El Braidot Brain Gym no tiene cintas para correr ni bicicletas fijas. Es una sala con computadoras y sensores, donde un equipo de profesionales diseña el entrenamiento en forma personalizada, y establece una rutina de actividades, en función de los objetivos definidos entre el entrenado y su coach.

Los objetivos pueden estar orientados al desarrollo de las funciones cognitivas y ejecutivas (relacionadas con la planificación y la toma de decisiones), controlar el estrés o autorregular las emociones. Todo entrenamiento comienza con un diagnóstico del perfil neurocognitivo de cada persona, en el que se determina si existe un grado importante de estrés, depresión o ansiedad (en cuyo caso habrá que tratar primero estos trastornos). Luego se hace una evaluación neurocognitiva para determinar el perfil de funcionamiento general; se establecen objetivos, se define un programa de entrenamiento con ejercicios, y finalmente se realiza una reevaluación.

Mediante juegos, tests y la medición de ciertos marcadores corporales (pulso, presión arterial, sudoración), las personas entrenan la memoria, la capacidad de atención dividida (enfocar hacia la cantidad de pases que realizan los jugadores de un equipo mientras están atentos a la irrupción de situaciones inesperadas en el campo de juego), la toma de decisiones ante órdenes contradictorias, y la velocidad de reacción, controlando al mismo tiempo el estrés que estas situaciones les producen. Por otra parte, también entrenan la autorregulación emocional, que les permite mantener a raya los impulsos inadecuados y poco elegantes que provocan las situaciones conflictivas.

Braidot sostiene que “se puede entrenar el control de las emociones y esto libera al pensamiento de los bloqueos que impiden la concentración y el aprendizaje”. También potencia la inteligencia creativa y la intuición; permite una mayor fijación de la información en la memoria, disminuye la ansiedad y la sensación de pánico escénico, y proporciona una mejor integración del cuerpo y la mente.

De la cabeza
El Instituto de Neurociencias Cognitivas (INECO) cuenta con un “Grupo de Entrenamiento Cognitivo” para personas sin patolo-gías que quieran mantener su mente ágil.

“El programa consta de ocho encuentros grupales en los que se entrenan y estimulan las diversas funciones cognitivas como memoria, atención, pensamiento lateral, planificación y control de los impulsos”, explica la doctora Teresa Torralva, jefa del sector de Neuropsicología de la institución.

La especialista admite que “si bien los grupos de entrenamiento de la memoria se dirigían tradicionalmente a personas de la tercera edad, hoy el perfil de asistentes es cada vez más joven”. Por un lado, la expectativa de vida aumentó en forma impactante desde 1950. Hoy más de 600 millones de personas en el mundo superan los 60 años y gran parte de ellos siguen activos laboralmente. Dicho número se duplicará para 2025 y esto trae como consecuencia una mayor preocupación por lograr un óptimo funcionamiento mental en la adultez.

Por otro lado, entre la población más joven, el estrés tiene un impacto directo sobre la capacidad de realizar nuevos aprendizajes, la planificación y la organización. Los mensajeros químicos que se liberan en el cerebro cuando estamos estresados (glucocorticoides, especialmente cortisol) actúan sobre el hipocampo, área del cerebro relacionada con la capacidad de realizar nuevos aprendizajes. También sobre la corteza prefrontal, un área implicada en la capacidad de retener la información en la mente disponible para su manipulación (memoria de trabajo) y en la capacidad de planificación y organización. De este modo, las consecuencias del estrés prolongado a nivel cognitivo inciden tanto sobre la memoria como sobre las funciones ejecutivas, disminuyendo las capacidades de las personas para enfrentar las demandas del medio, y creando un círculo vicioso que provoca más estrés.

En las empresas existe hoy una necesidad de que los trabajadores aprendan y se adapten cosntantemente a nuevas tecnologías y situaciones de mercado. Por otro lado, el estrés laboral amenaza sus capacidades de adaptación. En este contexto, el entrenamiento cognitivo es, junto con el control del estrés, una estrategia fundamental para mantener el rendimiento y la salud de los empleados.

Mentes entrenadas
En el mundo de los negocios y las empresas, las recetas que funcionaban una década atrás ya no sirven y las competencias que hoy se pretenden de un ejecutivo son diferentes a las del líder tradicional: flexibilidad, capacidad de analizar desde varios puntos de vista, tomar decisiones en contextos de ambigüedad e incertidumbre, y habilidades de comunicación. “Estas aptitudes pueden entrenarse, y -al contrario de lo que se creía hace un tiempo atrás- hoy se sabe que las conexiones neuronales que se pierden luego de la adolescencia, cuando comienza la especialización educativa y laboral, se pueden regenerar”, dice la bioquímica e investigadora Silvia Moos, creadora de Klick Mental Fitness, un programa de entrenamiento mental para personas y empresas que consta de ejercicios para ampliar el lenguaje, el razonamiento, la orientación espacial y la memoria, entre otros temas.

Los talleres corporativos se arman a pedido según las necesidades de cada firma y generalmente constan de una serie de encuentros grupales en los que se propone un tema, luego se hacen ejercicios, se discuten las soluciones y se ponen en común. “El quedarse encasillado en un único punto de vista, y la ansiedad que impide prestar atención a las consignas son los principales obstáculos para llegar a un resultado positivo”, dice la especialista. “Lo bueno de trabajar en grupo es que estas dificultades salen a la luz y se comprueba que hay diferentes formas de abordar y resolver un problema”.

El método que aplica Moos se basa en los postulados de Reuven Feuerstein, un neuropsicólogo discípulo de Piaget, que postuló que las personas, por más multifacéticas que sean, no usan todas las áreas del cerebro. Las conexiones neuronales que no se usan, se pierden, dado que el cerebro es muy ahorrativo en el uso de la energía. La buena noticia es que, gracias a las neurociencias, hoy se sabe que -con un adecuado entrenamiento- las conexiones perdidas se compensan con otras o se vuelven a recuperar. La clave, no está en el resultado sino en el proceso que se hizo para resolverlo -dice Moos-, es el proceso lo que va generando las conexiones neuronales. Como en el deporte bien entendido, lo importante no es ganar sino entrenar.

Ejercicios para activar la mente

- Mire una película y explique la trama con sumo detalle a alguien que no la haya visto.

- Haga las cuentas mentalmente en el supermercado y luego compárelas con el resultado que ofrezca la cajera.

- Lave sus dientes con su mano no dominante.

- Cuando atienda el teléfono, trate de reconocer al que llama antes de que se identifique. Luego intente memorizarlo. Al final del día escriba todas las personas que llamaron.

- Cuando entre en un cuarto lleno de gente, trate de estimar rápidamente cuanta gente hay a su derecha y cuánta hay a su izquierda.

- Cuando cene en un restaurant o casa de un amigo, trate de identificar los ingredientes utilizados en el plato que está comiendo. Concéntrese en los sabores sutiles. Luego verifique sus percepciones con el mozo o su amigo.

Fuente: INECO



http://www.diariouno.com.ar/contenidos/2009/11/02/noticia_0002.html

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