La Creatividad

Lo mejor de la Creatividad es la puesta en marcha. Una vez que te has puesto a escribir el mundo parece maravilloso, todo lo demás puede esperar, el lector, las editoriales, las campañas de promoción, la fama, todo lo que rodea a la arquitectura ficticia del escritor puede esperar. Lo importante de la escritura es la escritura misma, el momento en que la pantalla del ordenador o la página en blanco se va poniendo de buques tejidos. "Soy un acantilado de muertos sucesivos", dijo Umbral. La escritura es eso, muertos sucesivos que van corriendo tras las palabras así como van desapareciendo. Una vez que la página desaparece, la creatividad ya no sirve para nada, se ha invisibilizado, forma parte de la editorial, del lector, de la cosa. La belleza está en el instante. La belleza será convulsa o no será, dijo Breton. Esta convulsión tiene que formar parte del encendido creativo, de la pulsión de los dedos, de la inspiración romántica, si eso no existe, no hay nada que hacer, el escritor ha muerto, el pintor no pinta, el escultor no esculpe. No queda nada. Lo verdaderamente maravilloso de la creatividad es la felicidad. Aristóteles dijo que la verdadera felicidad estriba en el libre ejercicio de la mente. Para ello no hay nada parecido como el acto de escritura. Cuando salen las palabras y se bregan en los formatos soldada la imaginación es entonces cuando se puede creer que el esfuerzo de los dioses tenía verdaderamente ojos invisibles. Hay amor.



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