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El orgasmo de la Mujer y la neurociencia

Obviamente, creemos, aunque de ello, no estemos totalmente convencidos, que los vertebrados superiores llegan al orgasmo con la misma constancia con que se llega en nuestra especie, Homo sapiens sapiens.


Además algunos investigadores piensan que el orgasmo, esa sensación singular de placer indescriptible fundamenta la razón para que la copulación exista y para que la reproducción entre individuos de dimorfismo sexual se consume.


El estudio del orgasmo, siempre asunto del mayor interés para el científico, ha recibido mucha atención en las últimas dos décadas, especialmente por los antropólogos y neurocientíficos de todas las sub-disciplinas existentes.


Entre los sexos, el orgasmo que ha sido sujeto de la mayor atención ha sido el de la mujer, cuyos mecanismos aún no se entienden de manera plausible ni conclusivamente.


Lo que es muy posible es que el significado de la experiencia no es constante para todas las variedades de especies que existen, o para los dos sexos en aislamiento, o para dos mujeres distintas, o para la misma mujer con diferente pareja.


La mujer es algo único amén de especial…


Por nuestra inhabilidad de conversar con otros animales, solamente podemos colegir que entre ellos, el orgasmo también existe, aunque no se pueda medir o demostrar.


En ese respecto, reconocemos que no somos únicos ni estamos solos, aunque quizás nunca podremos lograr la experiencia de interpretar los sentimientos de otros seres vivientes, cuyas naturalezas, a veces, no residen muy distantes a la nuestra.


Y, cándidamente hablando, nunca podremos dilucidar los instintos sexuales de insectos — asimismo seres vivientes como nosotros, con misiones reproductivas propias y peculiares — quienes, como la tarántula del género viuda negra (Latrodectus mactans), engulle el arácnido que la impregna, o del mantis predicador (Mantis religiosa) que decapita al macho que la fecundiza.


Existen teorías que tratan de razonar el comportamiento de los insectos descritos, pero éstas permanecen conjeturas en espera de confirmaciones formales, por ello aquí no las detallamos.


Algunos investigadores no se detienen en sus especulaciones, afirmando que el orgasmo existe en todos los vertebrados, aunque la respuesta observable del acto sexual de una vaca es muy remota a la de nuestra especie. Lo que no impide que muchos recurran al antropomorfismo descriptivo, ya que nuestro folklore está repleto de fábulas y mitos en las que nos comunicamos con los animales que nos rodean — y aún con árboles — como si éstos fueran seres animados.


Antes de avanzar en esta tesis enumeremos seis rasgos humanos que de acuerdo a la publicación New Scientist, compartimos con otros animales:


1. Cultura

Las artes, el teatro, la literatura, la música, la arquitectura y la cocina — son los elementos que más comúnmente asociamos con la educación y el saber. Evidentemente, ningún otro animal posee nada que se aproxime a nuestra sofisticación creativa. Pero, si definimos como cultura la suma de las características para organizarse y vivir, aprendida de otros, y pasada a generaciones siguientes, entonces algunos primates y cetáceos califican para esta condición por el modo en que interactúan y se conducen entre ellos.

Los ejemplos más convincentes de estos comportamientos se estudian entre los cetáceos, cuyos diferentes grupos adoptan estructuras sociales y estilos de vida, aprendidos de unos a otros, que incluyen diferentes preferencias de comida y técnicas de caza que los progenitores, a su vez, enseñan a sus crías y que son únicos a sus aglomerados sociales.

2. Teoría de la mente

Quizás la evidencia más segura de que un individuo posee un entendimiento de lo que su semejante razona es la habilidad de decepcionar al otro. Para burlar a alguien uno tiene que entender sus deseos, intenciones y motivos. Esta habilidad, que antes se creyera fuera única de los humanos, se entiende que existe en otros primates, aunque para nuestro género es explícita y para ellos implícita.

3. El uso diestro de herramientas


Algunos chimpancés hacen uso de rocas para romper nueces, otros escarban con palos por termitas, mientras que otros se han observado estimando la profundidad de un pozo por medio del uso de varas arrancadas de árboles. Pero el cuervo de Nueva Caledonia es el más sobresaliente en este respecto. Este último, para extraer insectos de entre sus resquicios protectores, construye sofisticados anzuelos de púas que improvisan de las ramas que cortan con sus picos.

4. Sentido de la moralidad

Algunas ratas y los monos Rhesus, cuando tienen hambre, no comen, si para comer, otros de sus semejantes en cautividad reciben una descarga eléctrica dolorosa. Eso basta.

5. Emociones

Las emociones nos permiten formar conexiones afectivas en nuestras interacciones sociales, lo que nos habilita a comportarnos con flexibilidad en situaciones especiales. Los elefantes cuidan a un miembro herido de su manada con cariño y empatía. Las urracas demuestran pesadumbre cuando ejecutan rituales funerales para sus coetáneos. Muchos ejemplos abundan que se reportan por los científicos, por todo el mundo, todo el tiempo.

6. Personalidad

Los rasgos distintivos de todos los animales con quienes nos relacionamos son esencialmente únicos en todo respecto. No hay dos gatos o dos perros con temperamentos idénticos. (Véase mi artículo El Caso de Catalina, la Niña Tímida en monografías.com).

Lo que para nosotros es importante en este artículo es dar reconocimiento al hecho de que nuestras vidas son más complejas, aun en los actos instintivos, por tener la inteligencia más desarrollada de toda la creación. Pero, sea como sea, permanecemos siendo esencialmente, animales.

Prosigamos…

La mujer y el sexo femenino: Género especial, de calificaciones summa cum laude…


Por su versatilidad y eficiencia entre todas las especies vivientes, y por su increíble plasticidad e influencia social, la hembra, representativa de nuestra especie y del sexo femenino en general, constituye substancialmente una entelequia privilegiada.


La plasticidad sexual de algunos vertebrados y de los primates


El autoerotismo, la homosexualidad, la masturbación, la promiscuidad y el sexo por placer, se han descrito en muchas especies. Lo que no debe de sorprendernos, ya que reconocemos el hecho de que otros animales forman uniones durables y sólidas, semejantes a las nuestras, y que éstas se cimentan en la reciprocidad amorosa y la mutualidad sexual.


Para lo de la promiscuidad y el abandono hedonista amatorio, el ejemplo que siempre citamos es el chimpancé enano o bonobo, del género pan paniscus, descritos en tantas de mis ponencias. Para la fidelidad ejemplar de pareja reflexionamos en el ratón de campo (Microtus ochrogaster) y para lo opuesto pensamos, en su pariente cercano el ratón montañero (Microtus montanus), miembro de la misma especie, pero, que es tan infiel, que se utiliza como ejemplo de lo que ser don Juan significa en el reino de los llamados vertebrados inferiores. (Véase mi artículo, TOC y el Onanismo de Nando en monografías.com).


Entonces, tenemos el ganso, pájaro que no cree en el divorcio, porque se aparea de por vida…


El ganso, es ave singular que se empareja de por vida ¿Pero lo hace por satisfacción sexual, consciencia moral o por instinto ciego? La respuesta a esa pregunta, nos elude, aunque pretendamos saberla.


La satisfacción sexual, todos reconocemos, que, para el apareamiento y la reproducción, es importante. Pero, cuando ésta existe después de la vida generativa, como es en nuestro caso, ¿qué función desempeña?


Algo cuya respuesta aún no tenemos, pero, cuando hablamos de los gansos, tampoco entendemos bien sus hábitos de comer, los cuales hemos descrito en otras de nuestras ponencias.


Para el ser humano y, quizás, como hemos visto en otras de mis contribuciones a la literatura científica, para otros simios, semejantes nuestros, es el orgasmo que nos une, como una experiencia compleja que los neurocientíficos han intentado explicar, sin lograr mayor éxito.


La Regla de los Tres


Antes de proseguir, debemos de mencionar el hecho de que antes de que el matrimonio se instituyera como imperativo socioeconómico o religioso, que en el pleistoceno, la hembra de nuestra especie debía de mantener cerca de ella, para asistirla con su cría, después del parto, a un individuo del género opuesto.


¿Cómo lograba conquistar a ese macho? No por ser buena ama de casa o cocinera.


Y, ¿cómo haría el macho para tentarla a ella para rendirse y someterse al acto sexual, con consecuencias — para la mujer, posibles — de naturaleza nefasta en todos los sentidos?


He aquí donde los artículos que recientemente aparecen en los estudios de la neurociencia, toman un giro de naturaleza inesperada.


¿Recuerdan cuando el psicoanálisis alcanzó su auge? Entonces, aún las modas serían explicadas por una ciencia que, explicándolo todo, nada lograba explicar de manera convincente.


Mucho se ha escrito asimismo acerca del encanto seductor de las explicaciones neurocientíficas.


Prosigamos



Lo que nos falta, en esta coyuntura, es una explicación de los mecanismos neurales y humorales que entran en juego durante esa descarga física y emocional que se reconoce como el éxtasis mayor y su razón de existir: El ORGASMO femenino, con letras mayúsculas.


El orgasmo se define de la manera siguiente:


Esta sensación es la conclusión de la fase climática de la respuesta del acto sexual. La que es compartida por ambos sexos — cuando ocurre, si es que es que ocurre — en la hembra de nuestro género.


Cuando sucede, porque no siempre se logra, la experiencia se caracteriza por placer físico intenso que cae bajo la jurisdicción y control del sistema nervioso autonómico.


La sensación se acompaña por ciclos rápidos de contracciones musculares en la región pélvica baja, que rodea los órganos sexuales principales y el ano.


Los orgasmos se asocian a menudo con otras acciones involuntarias, incluyendo contracciones musculares en otras regiones del cuerpo, con sentimientos de euforia y, con vocalizaciones reflejas.


Muy a menudo, el arrebato frenético es seguido por relajación y cansancio que conducen al descanso y al sueño. Las últimas sensaciones se atribuyen a la actividad de la prolactina, hormona que es frecuentemente presente en sus actividades en los afectos depresivos e irritables.


¡Sorpresa!


Los principios del placer


El deseo sexual y el orgasmo están sujetos a influencias variadas dentro del cerebro y del sistema nervioso autonómico, el cual controla las glándulas sexuales y los órganos genitales.


Los factores que participan activamente en la estimulación y apetito sexual están supeditados a las varias actividades neurales que las regulan.


Los agentes que influyen en la estimulación y el deseo sexual, a menudo, difieren entre los dos sexos, aunque similitudes existen. Por ejemplo, ambos sexos responden a los estímulos eróticos visuales.


Lo que es novedoso aprender de nuevo, es que para lograr el orgasmo, no es suficiente la estimulación sexual sino que, para que ocurra en la mujer, se requiere una descarga de inhibiciones que son necesarias para amortiguar las actividades del centro de vigilancia y alerta — lo que ocurre en ambos sexos — pero, que es mucho más pronunciada en la mujer, y con razón.


Lo que no es tan simple como parece ser.


Todo depende del cerebro y de su organización dominante: el hipotálamo.


Éste controla el sistema nervioso en su totalidad, incluyendo las glándulas y hormonas sexuales. Aún así lo que no podemos ignorar es que el entorno y las condiciones físicas de las personas involucradas influyen en las acciones de nuestros centros nerviosos.


Todos sabemos, como he demostrado en mis artículos acerca de la pornografía, la sexualidad y el comer, que los estímulos visuales, aún para los ciegos, son un elemento de importancia erótica.


¿Para los ciegos?


Sí, para los ciegos…


Cuando hablamos del sexo, muy a menudo, hablamos de un apetito, ya que sabemos que el sexo y la alimentación viajan juntos.


Además, y, si, como Napoleón, supuestamente dijera: ‘Un ejército marcha sobre un estómago lleno’, la libido no existe cuando el hambre reina.


El sexo, la sexualidad y el comer son asuntos embrollados.


Las trayectorias del orgasmo y de la estimulación sexual.


Para nuestra especie diploide y de reproducción bisexual, la actividad reproductiva en aislamiento no es lo suficiente para que ésta ocurra. De ello se cree que se establecieron los mecanismos para que una mujer se someta al sacrificio del embarazo y de la cría de sus descendientes. Porque, antes de conociéramos contraceptivos, los resultados del lujo de permitirse la actividad heterosexual eran los nueve meses del embarazo y los varios años de criar al producto de la concepción.


Para nuestro género el ciclo sexual es intricado y complejo. No sólo son las hormonas las que están involucradas. El hipotálamo, los centros cerebrales del placer, la acción de las glándulas sexuales, la actividad de los órganos genitales y las funciones de los lóbulos prefrontales se activan y participan en el proceso mismo.


Diferencias se registran entre los sexos, ya que se cree que los estímulos sexuales son más tenues en la mujer — que en el sexo masculino — lo que no es así en todos los casos.



Freud, en su ignorancia de la biología y en su desconocimiento de la mujer, insistió en que el orgasmo vaginal era el único maduro y específico. Otros que lo contradijeron y, particularmente, Masters y Johnson, describirían mecanismos que de la concepción freudiana se apartarían.


«Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo».

Pedro Calderón de la Barca, La vida es sueño, acto 1


Una cuestión que permanece oscura es la de que si el orgasmo representa una adaptación ventajosa a la mujer de nuestra especie.


La que puede ser contestada de manera afirmativa, ya que entre los dos de nuestros sexos representativos, ella es la única, que, no sólo es capaz de múltiple orgasmos, pero que permanece receptiva para continuar la actividad sexual después de que el macho ha llegado a su descarga seminal.


Para explicar el orgasmo de la mujer es conveniente aplicar el uso de las lecciones enseñadas por la Navaja de Ocam. Conocido principio científico, que nos dice que ante varias posibles soluciones de un determinado problema, la más sencilla es la que probablemente sea la correcta.


Pensemos


La atracción que deriva hacia la mujer, proveniente del instinto sexual de ambos sexos, es tan poderosa que resulta en industrias mayores de éxitos incomparables. Aquí hablamos del proxenetismo y la pornografía.


La sexualidad de la mujer atrae tanto a la hembra como al varón de nuestro género, y es algo que reconocemos se despierta en las etapas más tempranas de nuestra evolución psicosexual.


La desnudez femenina ha sido asunto que ilumina el arte por toda nuestra historia — algo, que la mujer no puede desestimar.


La mujer sabe que ella es de interés extraordinario para el ser humano y que su anatomía está tan revestida de misticismo mitológico que guerras se han librado en su estela.


El cerebro, órgano sexual par excellence…


En muchas especies, la reproducción está cuidadosamente regulada por los períodos del estro. Cuando éste sucede en los animales que con nosotros conviven decimos que están en calor y nos preparamos para que, de no desear albergar sus críos en nuestras moradas, evitemos que entren en contacto con los del sexo masculino, si es que las hembras son las nuestras.


Pero, en el ser humano, no existen señales delatoras de la alacridad de la mujer, lo que significa que el macho tiene que despertarla. Si no está dispuesta, lo que constituye el primer paso hacia la consumación del acto sexual.


La anatomía del acto sexual en el ser humano


Desde los años sesentas, cuando William Masters y Virginia Johnson, inauguraron en Saint Louis, su famoso instituto para el estudio de la respuesta sexual en nuestra especie, muchos argumentos se han ventilado para explicar los eventos que suceden físicamente y psicológicamente entre nuestros semejantes.


A pesar de que mucho se ha logrado, hasta ahora muy poco entendemos acerca de un evento de importancia tan difundida entre los científicos.


La neurociencia al rescate…


Las neurociencias no nos han dado una solución acertada ni una descripción precisa de las actividades neurales y humorales involucradas. Sabemos lo que sabemos porque hemos extrapolado las observaciones empíricas y las hemos examinado bajo el ‘microscopio’ de la resonancia magnética. De esta manera hemos aprendido que, durante ciertas fases de la respuesta erótica ciertos circuitos cerebrales se activan produciendo imágenes que lo confirman.


Pero, asimismo hemos aprendido que para el logro del clímax sexual, los centros de vigilancia se inhiben, lo que no es indicación de una mayor, sino de una menor actividad por su parte.


Además, que cuando se hacen determinaciones de esta naturaleza en el laboratorio, el factor de estar en la compañía de observadores no puede ignorarse, ya que de acuerdo a los trabajos de muchos antropólogos respetables, entre los primates, género al que pertenecemos, además de muchas características que nos diferencian físicamente y de conducta, una que nos caracteriza es que preferimos la actividad sexual retraída o en privado. (Véanse mis trabajos, Sé Feliz: Neurociencia y Deseo… en monografías.com y Cómo hacer más Natural el acto Sexual en monografías.com y Cómo hacer… en elportaldelasalud.com).


El orgasmo como función adaptadora


El orgasmo en la mujer posee elementos claramente adaptadores y específicos de su género.


Por su simbolismo, si le es conveniente, la mujer lo finge a cambio de bienes y de posición para el beneficio de sus descendientes o para mantener el equilibrio del matrimonio. Una paciente me decía, ‘yo me masturbo luego del acto sexual con mi marido. Pero no me importa hacerlo, porque me provee con todos los lujos que me hacen falta para vivir feliz’.


Prosigamos


El interés del ser humano por la hembra de la especie, como ya hemos expresado, trasciende todos los elementos somáticos e invaden los emocionales, por ello es de tanta importancia para quienes hacen de sus labores explicar el comportamiento humano.


Los neurotransmisores por sí solos no nos explican los aspectos de adaptación del acto sexual. Por ejemplo, la oxitocina representa un elemento activo en esta concatenación humoral de eventos, mientras que la prolactina se expresa en afectos negativos. (Véase mi ponencia La Oxitocina, la Hormona del ‘amor’ en monografías.com).


Para el hombre, y para algunas mujeres, el éxito en la vida se caracteriza por expresiones del concepto psicoanalista conocido como el narcisismo fálico.


Este tipo de narcisismo se entiende como una expresión de lo grande, lo poderoso, lo llamativo y todo atributo que, con el control pueda asociarse.


En los últimos meses vimos con sorpresa el vía crucis del ex gobernador de New York, Eliot L. Spitzer, cuya destacada carrera política arruinara cuando de manera irreflexiva (léase, no haciendo uso de sus lóbulos prefrontales) el señor en cuestión se involucró con una proxeneta de alto precio, lo que le costaría mucho más, ya que está casado con una mujer de éxitos mayores y es el padre de cuatro hembras.


A Bill y a Hillary no es necesario aquí recordarlos en la compañía de Mónica Lewinsky.


En resumen


El orgasmo femenino de la raza humana constituye una adaptación especial, la cual de no haber sido acoplada al fenómeno de la reproducción hubiese resultado en que nuestra especie hubiese desaparecido.


Entenderlo es parte de nuestra misión como terapeutas, como asimismo es lograr elucidar los fenómenos que ocurren en su ausencia, como hemos indicado en mi artículo, La Anorgasmia desde el Punto de vista Darvinista: La mujer Siempre Gana, en monografías.com y en elportaldelasalud.com).


Imagen


Deseo por Dino Valls.


http://blogs.monografias.com/sistema-limbico-neurociencias/2009/11/02/el-orgasmo-de-la-mujer-y-la-neurociencia/

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